Fundas para el móvil, pulseras, sombreros, gorras, abanicos, llaveros, cinturones, chanclas, corbatas… la infinidad de productos LGBT es tal que no hay miembro de este colectivo que no pueda localizar un complemento de su agrado para identificarse como tal.

Cuando por último terminé mis estudios de sicología y me convertí en consejera de parejas, los fallos que tanto mi pareja como habíamos cometido, desfilaban ante mis ojos meridianamente y en letra mayúscula, mientras que veía claramente porque nuestro navío había naufragado sin remedio.

No obstante, el quinto espectador proseguirá pasando cartas y poniéndolas boca arriba, una encima de otra, hasta acabar con el montón, instante en el que te informará para que puedas darte la vuelta. Va a poner entonces todo ese montón de cartas nuevamente boca abajo, como estaba al comienzo.

De este modo lo comparto ahora, respetando la privacidad de cada quién (por lo cual no encontrarán nombres o bien datos con relación a la persona). Desde estos diálogos no pretendo aseverar algo terminante, tampoco enseñar; sólo dialogar y compartir.

Un sondaje puede ser intermitente, temporal o bien permanente. Conforme sea el propósito perseguido por el sondaje así va a ser la duración de éste. La duración del sondaje determinará, también, la manera de la sonda vesical.

Hijo que sepas que te cases con quien te cases, tengas muchos o pocos hijos, cada vez vas a follar menos. Es ley de vida y no se trata de una enfermedad o de un problema fisiológico que te puedan curar los médicos.

Afirman que Adán fue el hombre más feliz, por el hecho de que no debió vérselas con suegra alguna y eso es fundamental pues en una familia nueva, converge un choque de trenes de educación, etnias, modos de ver la vida, cada quien desde su sistema de proveniencia y es la revolución para la evolución.

Dejarse abrumar por el dolor y la agonía, las personas pensamos que hay que abonar un costo de sufrimiento, mas que al final llegará la paz interior y la calma, consideramos que es el precio que hay que pagar por no estar solo, aún a propósito que ese final de dicha no suele llegar.

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Juliana llevaba razón, desde el instante en que decidieron vivir juntos y formar una familia, Juan nunca se había planteado que era labor de los dos. Nunca hablaron de repartirse las tareas o de especializarse cada uno de ellos en algo.